La inmensa mayoría de las películas en la etapa del cine mudo entre 1895 y 1927 estaban rodadas en blanco y negro. Sin embargo, ya desde el principio muchos cineastas se esforzaron por intentar dotar de color a las filmaciones. Así, Georges Melies tenía un equipo de obreras que pintaban a mano los fotogramas de sus películas, logrando así que en la filmación se vieran en color.Lo más habitual sin embargo era otro estilo de color en esta etapa, por el cual se sumergía segmentos completos de película o la película completa, en tinte de un determinado color, lo que daba a la película en la filmación ese tono de color, sin perder la monocromía. Para mediados de los años veinte, se había desarrollado en la industria del cine todo un código de colores según el tipo de escenas que se estuvieran mostrando. Así, las escenas nocturnas solían teñirse de azul oscuro o verde, por ejemplo, y otros escenarios tenían otros colores. La elección de estos colores era tan importante, que en el rodaje solía identificarse en la claqueta además del número de toma, el color con el que debía teñirse en postproducción lo que se estaba rodando.
Además de estas formas de coloración artificial, la compañía Technicolor comenzó a dar sus primeros pasos en el rodaje en color natural en la etapa del cine mudo, y así estrenó su primer rudimentario proceso de color en 1917, para la película The Gulf Between, la primera película filmada en color en Estados Unidos, de la cual no se conservan más que algunos fotogramas. El resultado no fue satisfactorio y habría que esperar a 1922 para que el proceso se perfeccionara y continuaran realizandose películas o fragmentos de películas en color, utilizando el proceso de Technicolor "de dos tiras", que utilizaba dos colores básicos en lugar de tres como el Technicolor moderno, y que por tanto no podía reproducir el 100% del espectro de color. Clásicos del cine mudo como Los diez mandamientos (1923), The Phantom of the Opera (1925) o Ben-Hur (1925) contenían escenas rodadas en color. El proceso de Technicolor continuó utilizándose más allá del cine mudo durante los primeros años del cine sonoro hasta que la Gran Depresión redujo el número de rodajes al mínimo y volvió a estandarizarse durante algunos años más el blanco y negro. Después en los años cuarenta, los estudios se desentendieron de estas filmaciones en color y Technicolor para hacer sitio en sus almacenes destruyó los negativos de las filmaciones, provocando que la mayoría de películas en color de este periodo se perdieran o sólo se conservaran copias en blanco y negro.
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